Prensa Latina.
La Paz, 24 dic (PL).
Los opositores bolivianos empeñados en bloquear el referendo constitucional del próximo 25 de enero poco a poco se quedan sin opciones de lograrlo, lo cual abre el camino del Movimiento al Socialismo (MAS) para refundar este país con una nueva Carta Magna.
El golpe de gracia llegó con la elección del ingeniero Antonio Costas como vocal de la Corte Nacional Electoral (CNE), quien recibió el respaldo de 92 de los 136 legisladores asistentes a una plenaria del Congreso.
Con el nombramiento oficializado la víspera, dicha instancia llegó a tres de sus cinco miembros, los otros son el presidente José Luis Exeni y la funcionaria Amalia Oporto, quórum mínimo indispensable para garantizar la consulta.
Durante semanas la derecha sacó provecho de su mayoría en el Senado para una y otra vez impedir la designación de plazas vacantes en la CNE.
Similar postura impidió además cubrir ocho magistrados del Tribunal Constitucional, un ministro de la Corte Suprema y el Fiscal General de la República.
El vicemandatario de Bolivia y presidente nato del Congreso, Álvaro García, celebró la elección de Costas, aunque lamentó las dos acefalías electorales y las existentes en el poder judicial.
La prioridad era asegurar la cita en las urnas sobre la Ley Suprema y se ha cumplido, señaló.
No obstante, García manifestó a la prensa su esperanza de la llegada al consenso para completar el resto de los puestos.
Antes de esta derrota, los contrarios al proceso de cambio impulsado por el MAS fracasaron en múltiples maniobras para impedir el referendo y con ello la implantación de una Constitución sometida al mandato popular por primera vez en la historia boliviana. Inicialmente reclamaron varias modificaciones en artículos del texto, las cuales fueron creciendo hasta rondar la cifra de 100. Una de las principales demandas resultó la relacionada con las autonomías departamentales.
Descartamos cualquier acuerdo mientras no cambien esos acápites, amenazó entonces el presidente de la cámara alta, Oscar Ortiz, de la opositora agrupación Poder Democrático Social.
Intensas jornadas de debates parlamentarios, marchas promovidas por organizaciones sociales, entre ellas una con recorrido de 200 kilómetros encabezada por el presidente Evo Morales, y la disposición al diálogo de diputados y senadores del MAS, llevaron el 21 de octubre de 2008 a la aprobación de la convocatoria a consulta de la Carta Magna.
Luego del nuevo revés, la derecha liderada por los prefectos de la Media Luna ampliada (departamentos de Santa Cruz, Beni, Tarija y Chuquisaca) exigió la depuración del padrón electoral como requisito para validar el llamado a las urnas.
El tema estuvo en la palestra hasta que expertos internacionales calificaron de altamente confiable a la nómina de votantes.
Previo a los intentos de bloquear la designación de vocales para la CNE, la oposición radical protagonizó en los meses de septiembre y octubre una ola de actos violentos, caracterizados por asesinatos, sabotajes, golpizas y tomas de instalaciones estatales ubicadas en los referidos territorios orientales y sureños.
Un saldo indeterminado de víctimas fatales y pérdidas por 200 millones de dólares dejaron los acontecimientos del llamado golpe cívico-prefectural.
Según el senador por el MAS Antonio Peredo, siempre estuvo clara la voluntad de la derecha de hacer lo imposible para desechar la Constitución.
La rechaza porque no quiere un texto que acabe con sus privilegios, aseveró a Prensa Latina.
Para Peredo, lo único que le resta es dar un golpe de Estado, al analizar sus insignificantes campañas por el no al texto, precisó.
Los múltiples fracasos han aumentado nuestras posibilidades de triunfo en la convocatoria del 25 de enero, afirmó el influyente político, quien vaticinó una victoria del sí materializada por más del 80 por ciento de los sufragios.
Idéntico optimismo muestran el primer mandatario y otros dirigentes y parlamentarios oficialistas.
Encuestas y estudios especializados coinciden en pronosticar la aprobación de la nueva Ley Suprema encaminada a refundar Bolivia en lo económico, lo político y lo social.
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