sábado, 30 de junio de 2007

El buen dios me protegió de Bush

REFLEXIONES DEL COMANDANTE EN JEFE

28 de junio de 2007

Una inusual noticia apareció hace unos minutos a través de EFE y de REUTERS. Me atengo a la versión española: “Un día, el Buen Dios se llevará a Fidel Castro.”

Esto no lo declaró en una piadosa iglesia. Tal como hizo en West Point, donde pronunció la famosa frase de lo que debían esperar decenas de oscuros rincones del mundo, nuestro hombre habló en la Academia de la Marina de Guerra ubicada en Newport. Respondía a una pregunta, claramente elaborada, sobre la situación en Latinoamérica que le hizo un graduado colombiano de la Academia. ¡Qué casualidad!

De inmediato, cual si estuviera ansioso por decir algo sobre Cuba y quejoso a la vez con el Buen Dios, añadió: “Sólo hay un país antidemocrático en nuestra vecindad y ese es Cuba. Creo firmemente que los cubanos deben vivir en una sociedad libre. Nos interesa que Cuba sea libre y les interesa a ellos que no tengan que vivir bajo una forma de gobierno anticuada que es represivo.”

Antes había prometido: “Seguiremos presionando a favor de la libertad en Cuba.”

Ni corto ni perezoso, el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca Gordon Johndroe, al preguntársele si Bush deseaba la muerte de Castro, respondió: “El Presidente estaba hablando de un acontecimiento inevitable.” Pareciera que el genial funcionario y su jefe van a vivir miles de años.

Ahora comprendo por qué sobreviví a los planes de Bush y de los presidentes que ordenaron asesinarme: el Buen Dios me protegió.


Fidel Castro Ruz

28 de Junio del 2007

6 y 32 p.m.

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viernes, 29 de junio de 2007

La internacional

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Discurso del Comandante

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miércoles, 27 de junio de 2007

Respuesta a la Juventud Comunista

23 de junio del 2007.

Queridos compañeros:

Leí con emoción el mensaje. Ninguno de ustedes había nacido cuando la Revolución triunfó. Las ideas tan bellamente expresadas en él brotaron del surco más profundo de la historia. Sus raíces se sustentan en cada acto de sacrificio y heroísmo de un pueblo admirable, que supo enfrentar todos los obstáculos. Se insertan igualmente en el ejemplo y los valores creados por otros pueblos.

¿Para qué sirve la vida sin ideas? Martí dijo: “Trincheras de ideas valen más que trincheras de piedra.” ¿Acaso nacen las ideas con un hombre? ¿Acaso mueren con este? Surgieron a lo largo de la vida de la especie humana. Durarán lo que dure nuestra especie. Nunca antes esta se vio tan amenazada por la combinación del subdesarrollo político de la sociedad y las creaciones de la tecnología, que parecen no tener límites y se van más allá de toda racionalidad en su capacidad de autodestrucción. Guerras de exterminio, cambios de clima, hambre, sed, desigualdades, nos rodean por todas partes.

El ser humano necesita aferrarse a una esperanza, buscar en la propia ciencia una oportunidad de supervivencia, y es justo buscarla y ofrecérsela. En ese futuro no tendrían espacio posible las horribles injusticias que el sistema capitalista desarrollado ofrece hoy junto a una tiranía mundial.

“Ser o no ser” —creo que dijo Shakespeare en uno de sus dramas. Esa es la alternativa de los jóvenes. Cualquier otra cosa sería vivir en el más idílico de los mundos algunas decenas de años, que en la historia del tiempo no serían más que unos segundos.

Si los jóvenes fallan, todo fallará. Es mi más profunda convicción que la juventud cubana luchará por impedirlo. Creo en ustedes.



Fidel Castro Ruz
23 de junio del 2007.
12:30 p.m.

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Carta de despedida del Che a Fidel Castro

Carta de despedida del Che a Fidel Castro
"Año de la Agricultura"Habana

Fidel:
Me recuerdo en esta hora de muchas cosas, de cuando te conocí en casa de María Antonia, de cuando me propusiste venir, de toda la tensión de los preparativos.
Un día pasaron preguntando a quién se debía avisar en caso de muerte y la posibilidad real del hecho nos golpeó a todos. Después supimos que era cierto, que en una revolución se triunfa o se muere (si es verdadera). Muchos compañeros quedaron a lo largo del camino hacia la victoria.
Hoy todo tiene un tono menos dramático porque somos más maduros, pero el hecho se repite. Siento que he cumplido la parte de mi deber que me ataba a la Revolución cubana en su territorio y me despido de ti, de los compañeros, de tu pueblo que ya es mío.
Hago formal renuncia de mis cargos en la Dirección del Partido, de mi puesto de Ministro, de mi grado de Comandante, de mi condición de cubano. Nada legal me ata a Cuba, sólo lazos de otra clase que no se pueden romper como los nombramientos.
Haciendo un recuento de mi vida pasada creo haber trabajado con suficiente honradez y dedicación para consolidar el triunfo revolucionario.
Mi única falta de alguna gravedad es no haber confiado más en ti desde los primeros momentos de la Sierra Maestra y no haber comprendido con suficiente celeridad tus cualidades de conductor y de revolucionario.
He vivido días magníficos y sentí a tu lado el orgullo de pertenecer a nuestro pueblo en los días luminosos y tristes de la Crisis del Caribe.
Pocas veces brilló más alto un estadista que en esos días, me enorgullezco también de haberte seguido sin vacilaciones, identificado con tu manera de pensar y de ver y apreciar los peligros y los principios.
Otras tierras del mundo reclaman el concurso de mis modestos esfuerzos.
Yo puedo hacer lo que te está negado por tu responsabilidad al frente de Cuba y llegó la hora de separarnos.
Sépase que lo hago con una mezcla de alegría y dolor, aquí dejo lo más puro de mis esperanzas de constructor y lo más querido entre mis seres queridos... y dejo un pueblo que me admitió como un hijo; eso lacera una parte de mi espíritu. En los nuevos campos de batalla llevaré la fe que me inculcaste, el espíritu revolucionario de mi pueblo, la sensación de cumplir con el más sagrado de los deberes; luchar contra el imperialismo dondequiera que esté; esto reconforta y cura con creces cualquier desgarradura.
Digo una vez más que libero a Cuba de cualquier responsabilidad, salvo la que emane de su ejemplo. Que si me llega la hora definitiva bajo otros cielos, mi último pensamiento será para este pueblo y especialmente para ti. Que te doy las gracias por tus enseñanzas y tu ejemplo al que trataré de ser fiel hasta las últimas consecuencias de mis actos. Que he estado identificado siempre con la política exterior de nuestra Revolución y lo sigo estando. Que en dondequiera que me pare sentiré la responsabilidad de ser revolucionario cubano, y como tal actuaré. Que no dejo a mis hijos y mi mujer nada material y no me apena: me alegra que así sea. Que no pido nada para ellos pues el Estado les dará lo suficiente para vivir y educarse.
Tendría muchas cosas que decirte a ti y a nuestro pueblo, pero siento que son innecesarias, las palabras no pueden expresar lo que yo quisiera, y no vale la pena emborronar cuartillas.
Hasta la victoria siempre, ¡Patria o Muerte!
Te abrazo con todo fervor revolucionario,
Che

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  © protagonistas delsur de Gustavo Cano para www.protagonistasdelsur.blogspot.com 2009

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