domingo, 25 de enero de 2009

Un punto de inflexión

(Análisis, por Fabián Amico)

L
uego de más de cinco años de crecimiento “chino”, la economía argentina se estancó y empezó a retroceder. La industria se frenó y mostró su peor resultado desde octubre de 2002: el estimador mensual industrial (EMI) de noviembre registró 0% de aumento, aunque mediciones privadas dan cuenta de una caída. El enfriamiento de la demanda interna y externa insinúa un escenario donde los mercados de consumo se retraen y rápidamente se detienen los proyectos de inversión hasta que se ratifique la tendencia de la demanda.

Por ejemplo, Siderar, la siderúrgica del Grupo Techint, tomó nota del impacto de la crisis mundial sobre el mercado internacional del acero y la consiguiente reducción de la demanda de este insumo. Por ende, anunció que suspenderá su plan de inversiones en Argentina. En noviembre la producción siderúrgica mundial cayó 19% en relación al mismo mes de 2007. Siderar iba a ampliar su plan de inversiones en 1.200 millones entre 2008 y 2011. Ahora declaró en un comunicado que dicho plan "podrá ser completado cuando se recupere el nivel de demanda interna e internacional". En la misma línea, Honda suspendió una planta a inaugurar de 100 millones de dólares. A esto se suma la decisión de la siderúrgica brasileña Gerdau, que anunció hace poco que también pospondrá una inversión de 524 millones de dólares en una nueva planta de acero en Argentina. Asimismo, la producción doméstica de automóviles disminuyó un 47,3% en diciembre respecto al mismo mes del 2007. La baja es impactante: los vehículos producidos en diciembre de 2008 totalizaron 26.716 contra 50.675 que se habían fabricado en diciembre de 2007. Son ejemplos de dos de los sectores más perjudicados, con mayor caída de la demanda a nivel mundial, como el automotriz y la siderurgia, con efectos multiplicadores negativos sobre el conjunto de la economía. Además, son ramas con fuerte presencia de transnacionales que suelen planificar ajustes del ritmo de inversión, producción y empleo a escala mundial.

Este derrumbe no se detiene con un “shock de expectativas” apuntado a restaurar “la confianza de los inversores” o con crédito barato (que además es casi inexistente). Hay un serio problema de contracción de la demanda agregada (consumo, inversión, exportaciones y gasto público). Por el lado del consumo, como un derivado de la crisis internacional y de cierta saturación en algunos sectores de ingresos medios y altos, el consumo “de lujo” (construcción residencial, automóviles, etc), parece desacelerarse rápidamente. Los asalariados en su conjunto muestran, en el mejor de los casos, un estancamiento de su poder de compra respecto al de hace un año. Esto determina un cuasi estancamiento (o caída) del consumo interno.

Las exportaciones caen en todos los rubros producto de la menor demanda mundial: se reducen las ventas externas de productos primarios, caen las exportaciones de manufacturas de origen agropecuario y las de origen industrial. La merma no resulta compensada por la parcial recuperación del precio de la

soja de 298 dólares a los actuales 381. Incluso las estimaciones coinciden en que la tonelada podría quedar en 400 dólares, que es el valor que tenía en noviembre de 2007. Pero el problema de demanda externa que sufre Argentina excede el tema soja. Por su lado, la inversión, como se apuntó, parece reaccionar rápidamente a la retracción de la demanda interna y externa. Frente a menores niveles de compra, los empresarios frenan los proyectos de inversión en curso. Dado que tales proyectos suponían, a su vez, más empleo y salarios, el frenazo de la inversión implica su contracara: caída del empleo y del salario.

La variable que el gobierno controla directamente para actuar sobre la demanda agregada es el gasto público. Este componente de la demanda agregada tiene un carácter estrictamente político. A través del

gasto el gobierno puede agregar demanda a la economía (con gastos creciendo más que los impuestos), o puede quitar demanda (con impuestos subiendo más que los gastos). En el primer caso, la política fiscal será expansiva y reactivante y la tendencia del presupuesto será deficitaria; en el segundo, será una política contractiva y tenderá a generar superávit fiscal.

Conviene aclarar que estos déficit y superávit son, en verdad, un primer resultado. Si el gobierno estimula la economía mediante un gasto deficitario, luego el aumento del nivel de actividad económica permitirá una mayor recaudación. Por el contrario, el intento de lograr excedentes fiscales a costa de enfriar la demanda lleva al resultado paradójico de que reduce el nivel de actividad y conspira contra la recaudación fiscal, generando una tendencia estructural al déficit público.

Este breve descripción configura un cuadro complejo. Resulta curioso y paradójico que en la situación descripta el gobierno se esfuerce por acrecentar el superávit fiscal como forma de enfrentar la crisis. La desaceleración económica se traduce en un crecimiento menor de la recaudación. Entonces, el gobierno

frena el ritmo de crecimiento del gasto a efectos de preservar el “ahorro fiscal”. El gasto primario aumentó en noviembre un 24,7% respecto del mismo mes de 2007. Pero fue el menor incremento en 11 meses de 2008. Más aún, en momentos en que se necesita imperiosamente que el Estado gaste más para compensar la caída de la demanda (doméstica y mundial), todos los analistas parecen coincidir en que se abre una nueva etapa fiscal, con ingresos y gastos moviéndose a un ritmo menor que antes.

Los economistas ortodoxos y los medios de comunicación afirman que el gasto se ajustó a la desaceleración del ritmo de aumento de la recaudación. Pero en realidad es al revés: la recaudación creció menos porque existe menor nivel de actividad. Y la actividad es menor porque hay menos gasto (público y privado). Así, los impuestos son resultado del gasto precedente de las empresas, las familias y el Estado. La pretensión de mantener los gastos del gobierno ligados a los impuestos es arbitraria y errónea, ya que el Estado no se rige por los criterios de solvencia de una empresa privada.

Para colmo, esta política de excedentes fiscales resulta reforzada con las últimas medidas de reducción de los subsidios a los servicios públicos y aumento de tarifas de colectivos, trenes y subtes, que como todo el mundo sabe significan una reducción del ingreso disponible de los asalariados y una adicional reducción de la demanda. De mantenerse esta política de “ahorro fiscal”, la recuperación del nivel de crecimiento se tornará muy difícil. El intento de hacer “caja” en medio de la amenaza de recesión conduce a consolidar la recesión y achicar el tamaño de la “caja”.

Hay otros problemas, como la pérdida de competitividad local en un contexto regional donde los vecinos de Argentina devalúan sus monedas, problema que requerirá en algún momento un ajuste cambiario. Se agrega la complicación extra de los pesados vencimientos de deuda que caen en 2009 y 2010. Para este año, el gobierno proyecta recurrir a las reservas del Banco Central para pagar 6.400 millones de dólares. El uso de este mecanismo permitiría afrontar con comodidad los pagos, pero podría renovar las tensiones sobre el dólar. Más aún cuando el 2008 dejó un balance de dos corridas sobre el dólar, con la pérdida de más de 4000 millones en reservas, entremezcladas con la pulseada por la nacionalización de las AFJP y el locaut agropecuario. El Banco Central ganó la pulseada pero a un costo alto: pérdida de reservas (ahora los dólares serán escasos) y aumento de las tasas de interés. Pero estos problemas son difíciles de abordar si, previamente, los funcionarios oficiales no abandonan el dogma del “ahorro fiscal” y se termina instalando finalmente la recesión.

En tal escenario, el nivel del dólar, la competitividad o los compromisos externos serán un problema político menor frente al abandono de las políticas que hicieron factible cinco años de crecimiento del PBI y el empleo, datos sobre los que se construyó la principal fuente de consenso, en última instancia, del gobierno hasta el presente.

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  © protagonistas delsur de Gustavo Cano para www.protagonistasdelsur.blogspot.com 2009

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