En la apertura, Schiller leyó el documento emitido por el PC en repudio a la masacre, una 
carta del embajador palestino a su par de Venezuela y una declaración en la que el PC de Israel fija su postura.
Por tal motivo, también se dieron cita los integrantes de la Dirección Nacional del PC encabezados por su secretario General, Patricio Echegaray, miembros de distintas direcciones regionales e invitados pertenecientes a diversas organizaciones políticas, sociales, sindicales y de derechos humanos.
Entre otros, estuvieron el consejero de la embajada cubana en nuestro país, Raúl Rodríguez, Nora Cortiñas, de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Jorge Pardes, del Partido Humanista, Roberto Wabat, vicepresidente de la Federación de Entidades Arabes de Argentina, y Violeta Núñez, del Partido Comunista de Chile.
Al comenzar su exposición, Suwwan no dudó en definir como masacre aquello que está pasando en la Franja de Gaza, “no es una guerra, porque las guerras se realizan entre naciones y ejércitos y, lo de Gaza es la masacre de una población civil a través de la que se vuelve a ver la cara y la ideología del Estado de Israel” y reflexionó “ser miembro de la Autoridad Palestina no es fácil, ser palestino es mucho más difícil, pero ser un judío de conciencia lo es mucho más en este momento”.
El diplomático fue contundente al definir que “no hay neutralidad posible cuando la espada corta la cabeza de un niño, cuando las bombas de fósforo blanco queman familias enteras, porque entonces el silencio y la neutralidad son complicidad”, por lo que, descarnadamente puntualizó que, desde este momento, “el mundo debe asumir su responsabilidad”.
Y avanzó definiendo que el Estado de Israel volvió a demostrar que “es un castillo occidental en el Medio Oriente”, porque durante más de seis décadas hizo muy poco por lograr la paz con sus vecinos palestinos y árabes. “Creen que pueden vencer tácticamente, pero estratégicamente están derrotados, porque cada bomba que tiran encima de Gaza rompe un nuevo hilo de los que todos deseamos tejer, los de la alianza de la civilización, de las culturas y las religiones”.
El embajador palestino cuestionó también la actitud de los estados occidentales, “consideran que Israel es la lanza que existe en el Medio Oriente para los intereses imperiales” y alertó que “los israelíes y los judíos del mundo deben decir hasta dónde y hasta cuándo pueden tolerar esta conducta del Estado de Israel”.
Indignación
Suwwan no ocultó la indignación que provoca en el pueblo palestino que se hable “de cese de fuego de los dos lados, como si fueran dos ejércitos que están matándose” y argumentó que Israel “pone como excusa a Hamas, dice que es el diablo, que son terroristas y fundamentalistas, quieren demostrarle eso a Europa”.
Tras lo que denunció que esa es la imagen que construyen los medios de información que ocultan el fundamentalismo de algunas de las fuerzas políticas que gobiernan Israel.
“Los medios no dicen, por ejemplo, lo que declaró el rabino Ubaldia Yusseff que es el santo para los religiosos judíos, la tercera fuerza del Knéset, parlamento israelí, que al referirse a los palestinos, afirmó que tienen prohibido tener vida propia, tenemos que lanzar nuestros misiles para aniquilarlos, ellos son diabólicos y malditos” y recalcó “eso es lo que pretende la ideología del Estado de Israel para el pueblo palestino”.
El embajador Suwwan señaló que en 1948 comenzó en Palestina una limpieza étnica que se prolonga aún en el siglo 21 y puntualizó que, tal como lo reconoce parte de la dirigencia israelí, la solución para Gaza es el aniquilamiento. Tras lo que sostuvo que “la propaganda sionista dice que los árabes quieren tirar al mar a los israelíes, se victimizan, pero ellos son los victimarios”.
El representante de la Autoridad Nacional Palestina cuestionó el papel que en la situación desatada en Gaza está jugando la ONU. “Lamentamos que el secretario general de las Naciones Unidas no haya pedido sanciones para Israel” y reflexionó que si ese organismo internacional “no toma posiciones, es porque está secuestrado por EE.UU.”, cuyo veto a cualquier intento en tal sentido “sólo empuja a la muerte cada vez a más civiles palestinos”.
Y en tal sentido argumentó que la estrategia de Israel “es la ruptura, la guerra entre los mundos, entre culturas, civilizaciones y religiones, es una ideología racista. Todos hemos condenado el nazismo y el antisemitismo”, indicó Suwwan, y finalizó recalcando que los judíos deben liberarse del sionismo “que no es más que una especie de racismo equivalente al de los nazis”.
Redoblar esfuerzos
El titular del PC reconoció el impacto que produce “la tremenda crueldad de esta agresión del Estado belicista, fascista, racista, de Israel contra el pueblo palestino”, algo que se expresa en “las palabras del embajador, que nacen de la elocuencia del dolor y el profundo conocimiento de la situación y de la verdad, lo que permite que una realidad tan cruda aparezca ante nosotros en imágenes”.
Valoró asimismo la realización de los foros que, como en este caso, “nos ponen en mejores condiciones para movilizarnos, organizarnos y promover que el pueblo argentino, sus organizaciones sociales, políticas de izquierda y centroizquierda con el sólo requisito de que sean democráticas y humanistas, deban expresarse por el cese inmediato de esta brutal agresión, por una solución pacífica basada en el reconocimiento del derecho de los palestinos a tener un Estado”.
En tal sentido, instó a extender en la actividad solidaria y de propaganda política del Partido, la denuncia y condena del imperialismo estadounidense, “los patrones de Israel”, y agregó “condenamos el silencio cómplice de EE.UU. que deja en claro su posición y sabemos que las clases dominantes de ese país respaldan esta política del Estado de Israel”. Por lo que afirmó que “debemos darle un sentido netamente antimperialista a nuestra labor de solidaridad con el pueblo palestino”.
Tras lo que calificó que es preciso condenar también la política de los dos demonios, que junto con el silencio “es el ingrediente de la complicidad”.
¿De qué guerra nos hablan?
Si hay matanza que no se note. La premisa tan cínica como ineficiente recorrió el planeta durante las últimas semanas. Si es masacre, que parezca guerra. Pese a esto, las movilizaciones populares en apoyo al pueblo palestino se multiplicaron por el mundo.
Así, mientras las diferentes fases del plan militar pergeñado por Israel se cumplían meticulosamente, una batalla, la comunicacional, ganaba páginas y pantallas, pero también la calle, el boca a boca, la reflexión y la opinión.
Victimizar a los agresores, distraer, confundir y, si nada de eso se logra, ocultar. La táctica no es novedosa, pero no por eso deja de tener cierto grado de efectividad.
La industria massmediática habla de guerra, no de invasión. Los episodios más abyectos son presentados como datos aleatorios de una narración con cierto ribetes épicos.
En nuestro país, voceros del gobierno de Israel alertan“una escalada antisemita” y tapan pintadas que denunciaban la guerra y el genocidio perpetrado contra el pueblo palestino.
En España, el delantero malí Frederick Kanouté hace un gol. Es el 2 a 1 del Sevilla contra el Deportivo La Coruña. Festeja, levanta su camiseta y exhibe otra que tiene abajo, es negra y en letras blancas se lee una frase de respaldo al pueblo de Gaza. Lo multan con 3.000 euros. La Real Federación Española de Fútbol aplicó el artículo 120 bis de sus estatutos, que señala que un futbolista no puede exhibir publicidad, más allá de la pautada por su club. Antes pasó con algunos jugadores yugoslavos que, cuando sus familias eran bombardeadas por la Otan, fueron sancionados por demandar desde las canchas que cese la matanza. Pero nunca hubo sanción, reclamo o al menos una recomendación de que los clubes no utilicen indumentaria o reciban aportes publicitarios de Nike, ni siquiera luego de que quedara demostrado que esta multinacional emplea mano de obra semiesclava en países del sudeste asiático. Son chicos, porque parece que sus deditos se adaptan mejor que los de los adultos a algunas labores de confección de calzado deportivo y además comen poco.
Estas pueden parecer anécdotas aisladas, episodios sin mayor relevancia. Pero queda claro que el capitalismo, en tanto estructura de acumulación, posee una narrativa y una estética propia cuya capacidad de propalación es formidable. Ante ello, hablar sobre lo que es evidente, plantea en sí mismo una ruptura con esa estética y propone un cimbronazo para aquellos conceptos que se imponen desde la maceración cotidiana y la reiteración hasta el hartazgo. Al fin de cuentas, dar la batalla de ideas es una tarea diaria y, de lo que se trata, no es de otra cosa que de disputar desde el terreno de la cultura y el poder.
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