El futuro debe ser distinto al que sueña la Mesa de Enlace
A un año de que se desatara el conflicto impulsado por las entidades que agrupan a las patronales del agro, la Mesa de Enlace se consolida como el instrumento político más apto de la derecha. Así, multiplica su accionar que intenta garantizar, de todas las maneras posibles, que sus privilegios no se toquen. Es un llamado de atención para quienes nos cansamos de pagar los costos del fin de fiesta capitalista: ya es hora de tener nuestro propio instrumento político, que nos garantice una verdadera distribución de la riqueza. No hay que tener tanta contemplación con los que ganaron mucho durante estos años.
El saldo del encuentro realizado el martes 24 en el Ministerio de la Producción es una tregua. Los datos son elocuentes. Las grietas en la Comisión de Enlace no hablan de otra cosa que de la dificultad que sigue presentando la derecha para conformar una representación política creíble para la sociedad y lo suficientemente sólida como para dar il sorpasso sobre el aparato estatal. Esto se demostró con suma crudeza con esa suerte de comedia americana que durante los últimos días tuvo como protagonistas a Biolcati y Buzzi, pero también a Reutemann, Carrió e Hilda de Duhalde.
Pero asimismo, queda claro que el equilibrio sigue siendo muy inestable entre este sector, los aspectos positivos de la gestión que encabeza Cristina Fernández y la capacidad popular para que la balanza se incline en el sentido del diseño de estrategias capaces de enfrentar las consecuencias de la crisis del capitalismo, pero también a los gerentes vernáculos de aquellos que la provocaron.
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