jueves, 25 de octubre de 2007

Un singular desafio

La derrota cultural del neoliberalismo asestó un duro golpe a la globalización capitalista y favoreció un escenario atravesado por los distintos procesos de carácter liberador que se desarrollan y buscan fórmulas de articulación en la región, pero, al mismo tiempo, propuso un singular desafío para las izquierdas y sectores progresistas de América Latina.
En nuestro país, se trata de un reto que no será posible enfrentar si no se tiene claro que, para hacerlo, la condición fundamental es superar el egoísmo de vanguardia autoproclamada que nos erosiona y disgrega.
En los días que corren, y pese al revés sufrido, la derecha avanza en la recomposición de una fórmula que le posibilite restablecer lazos de credibilidad con la sociedad y construir una nueva identidad que, aun apelando a la resignificación de algunas de las demandas populares, le permita volver a ocupar espacios determinantes en el aparato institucional.
En este mismo escenario, la vulnerabilidad y limitaciones de los proyectos de Tercera Vía abonan un campo propicio para el crecimiento de esta nueva derecha, pero asimismo para el de la izquierda y el resto de sectores populares que deben avanzar sobre las propias contradicciones de esos procesos.
Es verdad que la derrota en la región de los postulados del Consenso de Washington fue fundamentalmente cultural, pero no es menos cierto que es en ese mismo terreno en el que la izquierda puede sufrir un nuevo fracaso, si es que sucumbe a la seducción de permanecer ocupando el cómodo espacio de la marginalidad testimonial, que no es otro que aquel en donde quiere verla la propia derecha.
Un nuevo fracaso popular derivado de la incapacidad de sus actores de producir una instancia identitaria apta para disputar gobierno y poder significaría no solo una derrota en el terreno intelectual, sino un retraso inaceptable en el marco de una región que demanda que cada uno de sus pueblos se sume a la construcción y el diseño de una estrategia común que contemple acciones concretas y una nueva institucionalidad de naturaleza y signo liberador.
Los tiempos que corren presentan la génesis de un mundo multipolar, en el que Latinoamérica tiene reservado un sitio de privilegio, que se desarrolla desde el particular impulso que le imponen procesos como los que impulsan los pueblos y gobiernos de Cuba, Venezuela, Ecuador, Nicaragua y Bolivia.
Es en este nuevo panorama donde se hace preciso construir un socialismo para el siglo 21, una tarea que será imposible sin el compromiso de las izquierdas, que necesariamente tienen que abandonar posturas sectarias que, en el mejor de los casos, solo abonan el camino del reformismo.
Para ello se impone avanzar generosamente y junto a otros sectores populares en la construcción de una herramienta amplia y profunda, de carácter estructuralmente latinoamericanista, que sea capaz de conformar una alternativa política real que rompa la lógica propuesta por la derecha, para que a dos siglos de la lucha patriótica que gestó nuestra independencia podamos afirmar que, cotidianamente, estamos construyendo la Segunda y Definitiva Independencia de la gran Patria Nuestroamericana.

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  © protagonistas delsur de Gustavo Cano para www.protagonistasdelsur.blogspot.com 2009

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