martes, 20 de mayo de 2008

"La hacienda no pasa porque los productores decidieron que no pase. No queremos desabastecer, pero vamos a dejar morir las vacas en los campos antes de regalarlas”. Lo dijo Alfredo De Angeli, el líder mediático de la rebelión sojera. ¿No sería bueno regalarla a quienes solo ven carne en las vidrieras de las parrillas a las que no pueden acceder, también como producto del desplazamiento de la hacienda por el rentable negocio de la soja?

En el marco del paro patronal dispuesto por las entidades del campo, aparecen algunos elementos que demuestran claramente que, además de un reclamo sectorial para oponerse a las subas en las retenciones a las exportaciones, que pueden no gustarle a quienes aspiren a ganar cada vez más, se esconde un intento por torcer el rumbo del país, despojándolo de cualquier posibilidad de discutir en profudidad la distribución de la riqueza.

Por eso las declaraciones del productor De Angeli suenan como una bofetada en la cara de quienes hace años han quedado afuera de toda discusión.

¿Sabrá el señor De Angeli, cuántos chicos en nuestro país comen poco, mal y salteado?

¿Será conciente que esas vacas, que no está dispuesto a regalar, podrían dar leche o carne a millones de mal alimentados en nuestra Patria?

Claro que, como decía don Atahualpa Yupanqui, las vaquitas son ajenas. Y ese es un elemento insoslayable en esta cuestión: en la Argentina las vacas, las tierras y lo que ésta produce tienen dueño. Por consiguiente, como el sistema capitalista habilita a convertir en mercancía absolutamente todo, inclusive los recursos estratégicos y lamentablemente escasos como los alimentos, solo pueden acceder a ellos quienes tengan para pagarlos.

No faltan los escépticos que proclaman que pese a la justeza de gravar con retenciones a los productores que exportan los bienes que la tierra da, el Gobierno no es lo suficientemente decicido a la hora de distribuir con equidad lo recaudado. Es cierto y quizas no se trate solo de decisión sino de ideología.

Tampoco faltan los que, desde las más afiladas verbas y plumas, se empeñan en caracterizar de una u otra manera al Gobierno. Es cierto: en el plano de lo teórico las consideraciones suenan correctamente acabadas y sin fisuras. Pero la realidad es un poco más compleja. Y no debemos correr el riesgo, más allá de egos intelectuales y purismos del alma ideológica, de quedar del lado de los dueños de las vacas, la tierra y lo que ésta produce.

No debieramos ser parte justificadora de quienes como no pueden vender la vaca, tampoco eligen regalarla. Ni siquiera a los pibes y pibas que en este país no toman leche, ni comen churrascos.

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  © protagonistas delsur de Gustavo Cano para www.protagonistasdelsur.blogspot.com 2009

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